
El jamón ibérico de bellota no es solo un manjar, es un símbolo de la gastronomía española y un producto protegido por estrictas normativas de calidad. Detrás de cada loncha que llega a tu plato hay años de trabajo, cuidado del animal y, por supuesto, un riguroso proceso de certificación que asegura su autenticidad. En este blog de Jamón Puro Bellota, te contamos todo lo que necesitas saber sobre cómo se certifica la autenticidad del jamón de bellota.
¿Por qué es importante la certificación?

El proceso de certificación garantiza que el jamón ibérico de bellota cumple con todos los estándares de calidad y origen. Además de proteger al consumidor, también respalda a los ganaderos y productores que siguen prácticas tradicionales y sostenibles.
Sin este control, sería muy fácil que productos de inferior calidad se vendieran como auténticos jamones de bellota, afectando la reputación de este tesoro gastronómico.
La Norma de Calidad del Ibérico

Desde 2014, en España existe una normativa específica que regula el jamón ibérico: la Norma de Calidad del Ibérico (Real Decreto 4/2014). Esta norma establece criterios rigurosos sobre la raza del animal, su alimentación, el manejo en la dehesa, y el proceso de elaboración del jamón.
La norma exige que todos los jamones ibéricos pasen por un proceso de certificación realizado por organismos independientes acreditados por ENAC (Entidad Nacional de Acreditación). Estas entidades son las encargadas de verificar que el productor cumple con todos los requisitos.
El sistema de precintos de colores

Una de las formas más sencillas y visuales de identificar un jamón certificado es a través del precinto de color que lleva en la pata. Este sistema, obligatorio por ley, ofrece información clara y rápida sobre la calidad y características del producto:
- Precinto negro: 100% ibérico de bellota. El cerdo es de raza ibérica pura y se ha alimentado exclusivamente de bellotas y recursos naturales de la dehesa.
- Precinto rojo: Ibérico de bellota, pero de raza mixta (por ejemplo, 75% o 50% ibérico).
- Precinto verde: Ibérico de cebo de campo. Criado en libertad, pero con alimentación mixta de pastos naturales y piensos.
- Precinto blanco: Ibérico de cebo. Criado en granjas y alimentado exclusivamente con piensos.
Este etiquetado no es decorativo: es obligatorio y está controlado por los organismos certificadores. Así que, al comprar, verifica siempre que el precinto esté presente y sea coherente con la descripción del producto.
Control desde la dehesa

La certificación comienza mucho antes de que el jamón entre en la bodega de curación. Todo arranca en la dehesa, donde los inspectores realizan controles para asegurar que los cerdos disfrutan de las condiciones adecuadas: espacio suficiente para moverse libremente, acceso a bellotas durante la montanera (el periodo de engorde natural) y sanidad del entorno.
Además, se controla la carga ganadera, es decir, la cantidad de cerdos por hectárea, para evitar la sobreexplotación y asegurar que cada animal pueda alimentarse adecuadamente de los recursos naturales.
Seguimiento individual de cada animal

Cada cerdo ibérico destinado a convertirse en jamón de bellota se identifica individualmente con un crotal (marcador) desde el nacimiento. Esto permite llevar un registro detallado de su origen, alimentación y estado de salud a lo largo de toda su vida.
Cuando el animal es sacrificado, esta trazabilidad continúa mediante etiquetas y registros que acompañan a la pieza durante todas las fases de curación y hasta la venta final.
Auditorías y controles periódicos

Los organismos certificadores realizan auditorías periódicas tanto en las explotaciones ganaderas como en las fábricas de elaboración. Se revisan desde los registros de alimentación y la documentación sanitaria, hasta las condiciones de curación y etiquetado de las piezas.
Estas auditorías garantizan que el productor no solo cumple los requisitos iniciales, sino que mantiene la calidad durante todo el proceso de producción.
Denominaciones de Origen Protegidas (DOP)

Además de la certificación obligatoria, algunos jamones de bellota cuentan con la Denominación de Origen Protegida (DOP), como Jabugo, Guijuelo, Dehesa de Extremadura o Los Pedroches. Estas certificaciones adicionales elevan aún más las garantías de calidad, ya que establecen normativas específicas sobre la zona geográfica, métodos tradicionales y estándares superiores.
Conclusión

Detrás de cada pieza de jamón ibérico de bellota certificado hay un esfuerzo inmenso por mantener la autenticidad y la excelencia. La combinación de precintos de color, trazabilidad rigurosa, auditorías independientes y la normativa vigente permiten al consumidor disfrutar de este manjar con total confianza.
Así que, ahora que conoces cómo se certifica la autenticidad del jamón de bellota, la próxima vez que te enfrentes a la decisión de comprar un jamón ibérico de bellota, recuerda: no es solo cuestión de sabor, sino de garantía. Apostar por un jamón certificado es apoyar la tradición, la sostenibilidad y la verdadera calidad, por todo ello elige Jamon Puro Bellota.

Soy Jose María Merino Sanz, responsable de Jamón Puro Bellota, un proyecto que nace de mi pasión por el jamón y por ofrecer un producto auténtico, honesto y de calidad. Llevo más de 15 años vinculado al mundo del ibérico, lo que me ha permitido conocer de cerca tanto el proceso de elaboración tradicional como las nuevas demandas del consumidor actual. A través del blog comparto mi experiencia y conocimientos sobre jamones fuera de norma, el corte, la conservación y todo lo que hay detrás de una buena pieza. Si valoras la calidad y sabor, te ayudaré a tomar decisiones informadas.